En las regiones de clima mediterráneo, con inviernos breves y cada vez menos lluviosos, y veranos prolongados y extremadamente secos, se encuentra un ecosistema único: el bosque esclerófilo.
Este tipo de bosque, característico de Chile central, se destaca por su capacidad de adaptarse a condiciones exigentes: suelos pobres y erosionados, escasa disponibilidad de agua durante gran parte del año y temperaturas que oscilan ampliamente entre el día y la noche.
Su importancia no solo radica en su singularidad ecológica, sino también en los servicios ecosistémicos que entrega y las amenazas que enfrenta.
Los árboles y arbustos del bosque esclerófilo están increíblemente adaptados a las condiciones climáticas de Chile central.
Sus hojas, siempre verdes y de textura dura, cuentan con una capa cerosa llamada cutícula, que minimiza la pérdida de agua por evapotranspiración.
Además, tienen raíces largas y profundas que les permiten acceder a napas subterráneas, sin depender exclusivamente de las precipitaciones, lo que les permite soportar una notable variabilidad climática, tanto en términos de temperatura como de disponibilidad de agua.
Entre las especies más representativas de este ecosistema se encuentran el quillay, el peumo, el litre, el boldo, el maitén, el espino y la icónica palma chilena.
Estas plantas conforman un paisaje de árboles y arbustos altos en laderas húmedas y sombrías, mientras que en laderas más áridas, con mayor exposición solar, predominan especies suculentas y cactáceas, junto con algunos árboles que pierden sus hojas durante el verano.
El bosque esclerófilo es hogar de cientos de especies endémicas que no existen en ningún otro lugar del mundo.
Además, nos entrega numerosos servicios ecosistémicos esenciales, como la provisión de aire limpio, la regulación climática y la promoción del bienestar humano, al ser un espacio que conecta a las personas con la naturaleza, fomentando la salud y la espiritualidad.
A pesar de su importancia, este ecosistema es uno de los más amenazados del planeta.
La expansión de tierras agrícolas, la urbanización descontrolada y los incendios forestales han reducido drásticamente la extensión del bosque esclerófilo.
Además, la mega sequía que afecta a Chile central, junto con el aumento de las temperaturas, ha provocado un incremento en la mortalidad de los árboles.
Hoy, los bosques esclerófilos primarios —aquellos que no han sido significativamente alterados por la acción humana— son extremadamente escasos.
Proteger el bosque esclerófilo es una tarea crucial para asegurar el equilibrio ecológico y los servicios que ofrece.
Desde la creación de áreas protegidas hasta la reforestación con especies nativas, cada esfuerzo, como la participación en programas de conservación o el apoyo a comunidades locales, cuenta para su preservación.
Este ecosistema no solo es un refugio para la biodiversidad, sino también una fuente invaluable de beneficios para las comunidades humanas.
Te invitamos a conocer, explorar y cuidar estos bosques únicos. En Ecordua, estamos seguros que la conexión con la naturaleza es el primer paso para su conservación.